El británico Ronnie Biggs, que se hizo famoso por el asalto a un tren postal en 1963 en el que se llevó varios millones de libras esterlinas, murió en Londres a los 84 años.
Biggs se hizo célebre por su papel en el robo a un tren del Royal Mail. Fue detenido y enviado a prisión, pero se escapó y huyó a Río de Janeiro, donde pasó 35 años evadido.
Sin embargo, a los 71 años regresó a su país tras sufrir numerosos problemas de salud, alegando que no podía permitirse un tratamiento en el país sudamericano. Fue arrestado apenas llegar, pero liberado en 2009 por motivos humanitarios.
La banda responsable del robo al tren se llevó 2,6 millones de libras esterlinas, una suma muy elevada en aquel momento. Sin embargo, se los capturó rápidamente y Biggs fue sentenciado a 30 años de cárcel.
Tras pasar sólo 15 meses en prisión, protagonizó una evasión espectacular trepando por el muro de la prisión con una escalera de cuerdas. Luego viajó a París, donde se sometió a una cirugía estética antes de huir a Australia.
Cuando las autoridades empezaron a darle caza, huyó a Brasil, donde su novia brasileña se quedó embarazada y tuvieron un hijo, por lo cual Biggs no podía ser extraditado según las leyes locales.
Biggs nunca expresó arrepentimiento por el robo. Únicamente señaló que "lamentaba" que el conductor del tren, al que golpearon en la cabeza durante el asalto, nunca pudiera volver a trabajar y muriera algunos años más tarde.
"Si me preguntan si me arrepiento de ser uno de los ladrones del tren, mi respuesta es 'no'", declaró este mismo año a través de una pizarra, debido a que ya no podía hablar.
"Iré incluso más allá: Estoy orgulloso de ser uno de ellos", añadió. "Estuve allí esa noche de agosto y eso es lo que cuenta. Soy uno de los pocos testigos -vivo o muerto- de lo que fue llamado 'el robo del siglo'".